Las flores comestibles se han convertido en toda una tendencia en la coctelería y la cocina modernas. Si bien no son algo nuevo, sino que han existido desde tiempos antiguos, sus vibrantes colores y formas orgánicas las han vuelto a poner en el ojo público, ya que le aportan a los platillos y bebidas una estética refrescante, así como sabores únicos y deliciosos aromas que convierten a su degustación en una experiencia sensorial completa.
El día de hoy, queremos compartir contigo unas formas muy creativas de implementarlas en tus preparaciones, para crear manjares con una esencia especial digna de una fotografía gourmet.
Para implementar las flores a tus bebidas, hay tres formas básicas de hacerlo:
En infusiones. De forma similar a como se preparan los tés, la forma de infusionar las flores es poniéndolas a reposar en agua caliente. En este caso, lo mejor es utilizar flores deshidratadas, ya que así no perderán líquido en el proceso y el sabor será fuerte y fácilmente reconocible. También debes tener cuidado con que las temperaturas del agua no sean demasiado altas, de lo contrario el aroma y la integridad de la flor podrían perderse.
Algunas flores perfectas para este tipo de preparación son la jamaica, la manzanilla y el jazmín. Para acompañar, un poco de ginebra, un buen vino espumoso o un toque de mezcal son más que perfectos.
Como decoración. Esta es la forma más común de usar las flores comestibles, pues no solamente llevan la bebida a otro nivel estético, sino que le agregan una textura singular que la diferencia de otras similares, casi como la tapioca al bubble tea.
Las violetas, orquídeas, lavanda o pétalos de rosa son perfectas para esta presentación.
En jarabes y maceraciones. Estas preparaciones requieren un poco más de conocimiento en la cocina, pero no te preocupes, nosotros te contamos lo más importante para comenzar.
Para hacer un jarabe, debes poner las flores frescas –sin tallo– en partes iguales de agua y azúcar, preparándolas al calor. Por su parte, las maceraciones consisten en la extracción de ciertas propiedades de las flores comestibles, dentro de un medio alcohólico.
En ambos casos, el resultado es una delicia. Te recomendamos intentarlo con jamaica, pensamientos y violetas.
Hay una gran variedad de flores comestibles, pero algunas de las más comunes son las orquídeas, las capuchinas, la caléndula, la conocidísima flor de calabaza, la lavanda, el jazmín y las rosas. Cada una de ellas tiene propiedades únicas, como una alta cantidad de antioxidantes o incluso efectos positivos en la salud, como propiedades relajantes y antiestrés.
Realmente, las flores comestibles son un excelente recurso para trabajar en tus preparaciones, tanto si te estás adentrando al mundo de la gastronomía y la mixología como si ya tienes muchos años en él. Si te animas a probarlas, cada vez encontrarás más y más formas de implementarlas, combinándolas con múltiples ingredientes y en diversas formas de presentación.
¿Qué dices? ¿Te animas?
