La jericalla y el flan son dos deliciosos postres tradicionales y muy populares, casi siempre esperados sí o sí en los menús después de la cena, perfectos para toda ocasión.

A pesar de que son similares en apariencia, con el color amarillo y la consistencia suave, casi cremosa, se trata de dos platillos diferentes, cada uno con una historia particular y modos de preparación que los distinguen el uno del otro.

La jericalla: un ícono tapatío

La jericalla: un ícono tapatío

La jericalla es un postre que se ha convertido en un icono de la cultura tapatía, extendiéndose a lo largo del estado de Jalisco. Lo puedes encontrar en todas partes, desde restaurantes hasta mercados y es una experiencia culinaria imperdible si te encuentras en esta región de México.

Sus orígenes se remontan al siglo XIX, cuando el Hospicio Cabañas albergaba y cuidaba niños huérfanos y en situación de calle. Allí trabajaba una monja que, en una ocasión, intentó alegrar a los niños con un dulce bocado de natilla española. Así, fue a la cocina y se puso manos a la obra, combinando todos los ingredientes: un poco de leche, canela, azúcar, huevo y un toque de vainilla.

Sin embargo, al momento de hornearlo, la monja se distrajo y cuando regresó a revisar el estado del postre, se dio cuenta de que la parte superior se había quemado, dándole un sabor único y original a la preparación.

Se dice que la jericalla se llama así gracias a Jerica, el lugar de donde provenía la monja: un pueblo de la provincia de Castellón, en Valencia, España.

Cuenta la leyenda que así nació uno de los platillos más representativos de Jalisco.

El Flan: una delicia internacional

El Flan: una delicia internacional 

Por su parte, los registros más antiguos sobre el flan colocan su origen en la época del Imperio Romano, cuando se comenzaba a domesticar las gallinas y a utilizar los huevos para las recetas, ampliando el panorama culinario.

Originalmente, el platillo se llamaba tyropatina y consistía en la combinación de huevos cuajados con diferentes salsas o dulces que dieran un toque adicional al sabor.

Posteriormente, cuando el postre cruzó las fronteras del tiempo y el espacio, en el Siglo VII, se le comenzó a llamar flan, que en francés significa “torta plana”. En Francia y Europa se comenzó a servir con la salsa de caramelo tan característica con la que hoy lo conocemos.

Diferencias entre la jericalla y el flan

Diferencias entre la jericalla y el flan

 

Actualmente, la principal diferencia la encontramos en los ingredientes: mientras la jericalla incluye huevos, leche de vaca, azúcar, huevos y canela, el flan se prepara con leche evaporada, leche condensada, huevos, canela y en algunas ocasiones queso crema. Así, la consistencia del flan es más espesa y cremosa, a diferencia de la apariencia suave de la jericalla.

También, el flan lleva la crema de caramelo por encima, mientras que a la jericalla se le pasa un soplete por encima para que tenga esa apariencia tostada en la “tapa”.

Con todo y sus diferencias, ambos postres son deliciosos y en Fredy’s Tucan te recomendamos ampliamente que los pruebes siempre que tengas oportunidad.